
La CGT le anunció al FMI que no aceptará una reforma laboral
Encuentro entre las partes donde la central obrera cuestionó el endeudamiento producido por el Gobierno de Mauricio Macri

La CGT reclamó al Fondo Monetario Internacional (FMI) «un necesario compromiso para encarar una negociación realista y flexible respecto de las posibilidades de Argentina para afrontar sus pagos», y demandó al organismo multilateral «la búsqueda de una solución para garantizar sustentabilidad macroeconómica y el desarrollo inclusivo». La central obrera también rechazó de forma contundente las reformas estructurales laborales, de reducción de las jubilaciones y del número de empleados públicos, al tiempo que realizó duras críticas al gobierno de Mauricio Macri, y la creciente toma de deuda con el avala del organismo internacional.
La CGT se reunió este jueves en la sede de la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA) con la misión del FMI, ocasión en la cual remarcó que la actual situación de endeudamiento «desproporcionado e insustentable» es consecuencia de «la gestión encabezada por Mauricio Macri» y, esa realidad, «no es ajena a la institución» crediticia.
Un documento del consejo directivo cegetista, difundido luego del encuentro, sostuvo además que «la sustentabilidad macroeconómica y el desarrollo inclusivo deben contemplar lo social y laboral», y subrayó que la única recuperación económica posible tiene que basarse en «la creación de trabajo decente para el crecimiento real».
La CGT rechazó la implementación de reformas estructurales laborales, de reducción de jubilaciones y de empleados públicos y aseveró que «la deuda no puede pagarse a expensas del sacrificio y la pobreza de los trabajadores, quienes ya atraviesan una situación lo suficientemente crítica como para que se les reclame más esfuerzos».
La dirigencia sindical detalló ante las autoridades del FMI un crudo panorama de la realidad social y enfatizó que «los elevados índices de desempleo, pobreza e indigencia, agudizados por la pandemia de coronavirus, configuran un escenario que requiere la atención y asistencia inmediatas del Gobierno a los sectores mas vulnerables».
La CGT respaldó de forma «contundente» al Gobierno nacional en «el trazado de sus líneas de negociación, que posibilitaron la reestructuración con los tenedores de deuda privados», y lo apoyó también en «una estrategia de negociación con el FMI que
priorice las posibilidades de recuperación económica de la Argentina», puntualizó.
Los dirigentes comprometieron su participación en un proceso de diálogo tripartito institucionalizado con el Gobierno y los empresarios, como propone históricamente la Organización Internacional del Trabajo (OIT), para diseñar «un modelo de desarrollo productivo que garantice trabajo de calidad para todos los argentinos», concluyeron.
En el extenso encuentro participaron los integrantes del consejo directivo Héctor Daer (Sanidad), Gerardo Martínez (Construcción y anfitrión del encuentro) Andrés Rodríguez (Estatales, UPCN) y Antonio Caló (Metalúrgicos, UOM), y también lo hizo Esteban Castro en representación de los trabajadores de la economía popular (UTEP). Por la misión del FMI lo hicieron la presidenta de la delegación, Julie Kozack, quien tiene rango superior al también participante Luis Cabeddu, y Trevor Alleyne.
Según fuentes gremiales, en el encuentro el FMI aseguró que no procura una reforma laboral en la Argentina y se pronunció por «los consensos tripartitos» y «el diálogo social», y señaló que su propósito es «estabilizar la economía, lograr la disciplina fiscal y acompañar de manera «muy fuerte» las políticas de protección social.
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El FMI exige una reforma laboral: un desafío para el gobierno y los trabajadores

El Gobierno nacional avanza en el diseño e implementación de la reforma laboral, exigida por el Fondo Monetario Internacional (FMI) como condición para el apoyo financiero y político. La reforma busca reducir la informalidad y promover la creación de empleo formal, pero genera debate y resistencia entre los trabajadores y sindicatos.
La reforma laboral es una de las principales exigencias del FMI para Argentina, y el Gobierno busca implementarla antes de abordar otras reformas, como la fiscal y la previsional. La entidad internacional insiste en que la reforma debe «mejorar el clima de inversiones» en Argentina, lo que implica avanzar en la flexibilización de los contratos de trabajo y la reducción de la carga impositiva. Esto significa que los trabajadores tendrán menos protecciones y derechos, y los empresarios podrán contratar y despedir con mayor facilidad.
El Gobierno busca implementar cambios graduales que bajen el costo laboral sin generar una ruptura social o sindical masiva. Sin embargo, esto no es más que un intento de maquillar la realidad: la reforma laboral es un ataque directo a los derechos de los trabajadores y una forma de precarizar aún más el empleo.
La reforma laboral es un tema complejo y controvertido, que genera debate y resistencia entre los trabajadores y sindicatos. La propuesta de flexibilizar los contratos de trabajo y reducir la carga impositiva puede tener un impacto positivo en la creación de empleo formal, pero también puede generar precarización y pérdida de derechos para los trabajadores.
La CGT y otros sindicatos rechazan de plano cualquier reforma que implique pérdida de derechos y exigen un consenso amplio para cualquier cambio. El Gobierno enfrenta el desafío de cumplir con las metas del FMI sin generar estallidos sociales ni confrontaciones sindicales.
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Más de 5,7 millones de personas trabajan en la informalidad en Argentina

Según un reciente informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la informalidad laboral alcanzó al 42% de la población ocupada en el cuarto trimestre de 2024. Esto significa que más de 5,7 millones de personas trabajan sin aportes a la Seguridad Social, sin cobertura de salud y con salarios inferiores a los que están registrados.
La informalidad laboral es un problema crónico en el país, y los últimos datos del INDEC lo confirman. En el cuarto trimestre de 2024, el 42% de la población ocupada se encontraba en situación de informalidad, lo que equivale a más de 5,7 millones de personas.
El empleo no formal es particularmente alto en ciertos sectores, como el servicio doméstico, donde el 77% de los trabajadores no están registrados. Los trabajadores por cuenta propia también se ven afectados, con una tasa de informalidad del 62,4%. Los jóvenes menores de 29 años son los más vulnerables, con una tasa de informalidad del 58,7%. Las mujeres también se ven afectadas, con una tasa de informalidad del 43,4%, lo que refleja la persistencia de la brecha de género en el mercado laboral.
El trabajo en negro tiene graves consecuencias para los trabajadores y la sociedad en general. Los trabajadores informales no tienen acceso a la Seguridad Social, lo que significa que no tienen cobertura de salud, jubilación ni protección en caso de accidentes laborales. Además, los salarios de los trabajadores informales suelen ser inferiores a los de los trabajadores formales, lo que perpetúa la pobreza y la desigualdad. La informalidad laboral también limita la capacidad del Estado para invertir en políticas públicas y servicios esenciales, lo que afecta a toda la sociedad.
El trabajo no registrado es un problema complejo que requiere una solución integral. Es fundamental que el Estado tome medidas para reducir la informalidad laboral y garantizar que todos los trabajadores tengan acceso a los mismos derechos y beneficios. Esto puede incluir la implementación de políticas públicas que fomenten la formalización del empleo, como la reducción de cargas impositivas y la simplificación de los trámites administrativos.
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La Federación de la carne rechazó la propuesta de aumento salarial del 4%

La Federación de la Industria de la Carne rechazó una propuesta de recomposición salarial del 4% para abril, argumentando que la devaluación del salario tras la liberación del cepo cambiario hace que el aumento sea insuficiente. El gremio conducido por Alberto Fantini consideró que la oferta es incompatible con la nueva realidad económica.
La reunión privada celebrada el 15 de abril entre la Federación de la Industria de la Carne y el Centro de Empresas Procesadoras Avícolas –CEPA- no llegó a un acuerdo sobre la recomposición salarial para abril. El ofrecimiento de un aumento del 4% fue considerado insuficiente por el gremio, que argumentó que la devaluación del salario tras la liberación del cepo hace que el aumento no sea suficiente para cubrir las necesidades de los trabajadores.
La crítica sindical se da en un contexto de cambios abruptos en la política cambiaria del país. Tras el acuerdo con el FMI y la liberación del cepo cambiario, el Gobierno implementó un nuevo régimen de tipo de cambio flotante, que llevó el dólar oficial a oscilar alrededor de los 1.230 pesos, provocando una devaluación del 12% en un solo día. Esta medida, aunque celebrada por algunos sectores empresarios, encareció fuertemente el costo de vida para los trabajadores.
El rechazo a la oferta de recomposición salarial por parte de la Federación de la Carne puede tener consecuencias importantes para los empleados del sector. Si no se llega a un acuerdo, es posible que se produzcan conflictos laborales y paros en las plantas procesadoras de carne. Además, la devaluación del salario puede tener un impacto negativo en la economía en general, ya que los trabajadores tendrán menos poder adquisitivo y podrán consumir menos bienes y servicios.
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