Locales
Continúa la incertidumbre de los ex emplados Ribeiro y Compumundo
El 50% de los trabajadores de una de las cadenas decidió iniciar el juicio laboral, mientras que los otros resisten y los de la otra empresa recibieron un nuevo revés.
Tras el cierre de Ribeiro y Compumundo, más de 30 sanjuaninos quedaron sin sus fuentes de trabajo y por estos días atraviesan una difícil situación, ya que no consiguen el resarcimiento económico que deberían percibir. Según informó la titular del Sindicato Empleados de Comercio, una parte de los desempleados inició el juicio laboral mientras que el resto espera el milagro.
Más de la mitad de los empleados de la casa de artículos para el hogar que estaba situada en Tucumán y Av. Libertador decidió iniciar las acciones legales contra la empresa y envió las cartas documentos para darse por despedidos. Sin embargo, la respuesta de la firma fue insólita. «Supimos que la contestación de la empresa fue que no les deben nada», indicó Mirna Moral.
Previamente, tras cerrar sus puertas, lo único que cobraban los empleados de la sucursal eran mil pesos por semana. Así lo expuso la dirigente sindical, quien también señaló que desde marzo les dejaron de pagar la escolaridad, la obra social, la cuota alimentaria y otros ítems, además del salario.
Son algunos pocos los que todavía resisten la precarización laboral que denuncia el SEC. «Todavía no se dan por despedidos, no todos quieren romper el vínculo con la empresa, esperanzados que pueda reabrir. Sabía que estaban buscando un nuevo local, pero luego no trascendió nada más», manifestó Moral.
En ese marco, la dirigente reveló que al sindicato también dejaron de hacer su aporte y a esta altura deben cerca de 200 mil pesos, por lo que desde la institución ya iniciaron el litigio correspondiente.
La realidad no mejora tampoco para los 5 trabajadores que cumplían funciones en Compumundo. Acorde contó la sindicalista, los desempleados llegaron a un acuerdo con la empresa -con intervención del SEC- para que se les realice una liquidación, a modo de indemnización. «Acordaron que el pago fuera en cuotas de diversos montos, según cada caso. Sin embargo, la primera cuota debía pagarse la semana pasada y, hasta el viernes último, no habían recibido ningún tipo de depósito», denunció.
Si bien accedieron a una cifra menor a la que supuestamente debían percibir, por los servicios prestados y los años cumpliendo las tareas, decidieron llegar a un convenio con la firma con tal de tener algún ingreso. «Intervenimos porque la empresa les quería dar el dinero como si fuera una bonificación, pero en realidad era una indemnización y no un retiro voluntario. Finalmente logramos que sea una indemnización», agregó.