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Cientos de personas mostraron su apoyo a Radio Nacional en defensa de los medios públicos y en contra de las privatizaciones. Desde distintos sectores sindicales, sociales, educativos, de Derechos Humanos, políticos y culturales, entre estos últimos Cucuza Castiello y Dolores Solá, cantaron unos tangos en el comienzo de la actividad. El evento tuvo su lugar en la sede de la Ciudad de Buenos Aires y se replicó en cada emisora del país desde donde la radio se produce y reproduce.

Durante el mediodía del viernes, los alrededores de la sede de Radio Nacional en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, se llenaron de banderas del Sindicato de Prensa Sipreba y manifestantes que gritaron a voz en cuello “La radio no se vende”, consigna que refiere a que el Gobierno incluyó entre el listado de empresas públicas sujetas a privatización en la Ley Bases a Radio Nacional y la Televisión Pública. 

“Es importante este abrazo porque estamos luchando para frenar el intento de privatización. Celebro la unidad y es muy importante que estemos todos los gremios y medios. Es necesario mostrar el valor de Radio Nacional en todo nuestro territorio”, sostuvo Carla Gaudensi, secretaria general de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (Fatpren). 

“No a la privatización y al silenciamiento de los medios” fue la consigna que resumió la medida de fuerza llevada adelante por Sipreba, Fatpren, el Sindicato Argentino de Televisión Telecomunicaciones Audiovisual y Datos (Satsaid), la Asociación de Trabajadores de Radio Nacional (Atrana) y ATE Capital. 

En solidaridad también se presentaron representantes de otros gremios y sectores. “Los medios públicos son diversidad, federalismo y son la Patria”, describió Diego de Charras, vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, para sintetizar el rol que cumplen estas empresas de comunicación en el sistema de medios como garantes del derecho a la información de los pueblos. 

“Los trabajadores estamos unidos en defensa de los medios públicos y la soberanía nacional y en contra de la privatización de todos los medios públicos”, dijo Darío Aguilar, referente de Satsaid. 

En el cierre, Micaela Polak -delegada e integrante de la Comisión Directiva de Sipreba- recordó que el acto tuvo su actividad principal en la Ciudad de Buenos Aires y también se replicó en cada emisora de la radio a lo largo de todo el territorio nacional: “Los medios públicos no llegan a todos los lugares de la patria, sino que vienen desde todos los lugares de la patria”. 

Esto ocurría en Río Negro, Radio Nacional Bariloche, donde con un baile campero y la participación de un coro, una multitud dio su apoyo frente a la política de ajuste del presidente.

“Con estas medidas corre riesgo el servicio que brinda la radio, siendo el más tangible el segmento de mensajes a pobladores rurales del cual dependen distintas instituciones y habitantes de la Línea Sur y Zona Andina de Río Negro, parte de Neuquén y de Chubut”, expresaron en un comunicado que reprodujo el portal Río Negro.

El abrazo a Radio Nacional, donde también se juntaron firmas para rechazar la privatización de los medios públicos impulsada en la Ley Bases por el Gobierno nacional, terminó con el sonido del himno nacional cantada a capela por dos compañeros de la emisora y acompañado por todos los manifestantes situados en Maipú 555. 

“Vamos a defender nuestra patria porque es lo que necesitamos las y los argentinos”, concluyó Gaudensi en el acto en la puerta de la emisora, en la misma semana que el interventor Diego Chaher ordenó censurar las redes sociales de la Televisión Pública, Radio Nacional, Pakapaka y canal Encuentro.

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La UTA no se suma al paro del 10 de abril  y desarma la estrategia de la CGT

La decisión del gremio de colectiveros de no detener el servicio el 10 de abril, pese a su adhesión formal al paro, expone tensiones internas dentro del movimiento obrero. La conciliación obligatoria y un trasfondo político no menor delinean un escenario complejo para la central sindical.

En un giro que sacude los cimientos de la arquitectura sindical argentina, la Unión Tranviarios Automotor (UTA) decidió mantenerse al margen de la medida de fuerza convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT) para el próximo jueves 10 de abril. Aunque expresó formalmente su adhesión al paro general, el gremio conducido por Roberto Fernández confirmó que los colectivos funcionarán con normalidad en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), desactivando así uno de los ejes logísticos más potentes de cualquier huelga: el transporte.

La decisión no responde únicamente a una postura gremial autónoma, sino que se encuentra condicionada por la vigencia de una conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo tras el fallido intento de la UTA de realizar una protesta el pasado 28 de marzo. Aquel paro fue convocado ante la falta de avances en la negociación salarial del sector, pero el Gobierno nacional intervino rápidamente con la herramienta legal que suspende momentáneamente cualquier medida de fuerza.

Lo que podría parecer una determinación técnica, obedece también a factores de índole política. Desde el seno del sindicato, las voces fueron tajantes: el incumplimiento de una conciliación obligatoria podría acarrear consecuencias jurídicas severas, incluso la intervención del gremio. Pero a ello se suma el evidente malestar por el modo en que la CGT comunicó —o más bien, omitió comunicar— la decisión de convocar al paro.

Según fuentes gremiales, ni la UTA ni La Fraternidad, el sindicato que agrupa a los conductores de trenes, fueron informados previamente de la medida, enterándose por la prensa y luego del préstamo de las instalaciones de la central obrera a un congreso piquetero. Solo después, y ya consumado el anuncio, el triunviro Héctor Daer convocó a los jefes de ambos sindicatos para informar oficialmente.

La actitud de la conducción cegetista pone en evidencia una profunda desconexión entre el núcleo decisor de la central y sectores estratégicos del sindicalismo tradicional, lo que no hace más que debilitar la cohesión del frente obrero en un contexto de creciente conflictividad social y económica. En este sentido, la falta de una construcción colectiva previa al paro erosiona su legitimidad y eficacia.

Por su parte, la UTA se resguarda tras una lectura estrictamente legalista, pero el gesto político es insoslayable. Al garantizar la circulación del transporte público, neutraliza de hecho el impacto del paro general en los grandes centros urbanos y expone las debilidades de una CGT que, más allá de las proclamas, carece hoy de una estrategia unificada y efectiva.

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Boleto educativo gratuito en San Juan: Una conquista para la Inclusión


Desde el 14 de abril, San Juan implementará el boleto educativo gratuito para estudiantes y docentes. Aunque representa una conquista significativa en términos de inclusión y acceso a la educación, surgen cuestionamientos técnicos y sociales que ameritan un análisis profundo.

En una medida largamente esperada por amplios sectores de la comunidad educativa, el Gobierno de la provincia de San Juan anunció oficialmente que, a partir del próximo 14 de abril, entrará en vigencia el boleto educativo gratuito. La presentación se realizó en el Centro Cívico, con la presencia de la ministra de Gobierno, Laura Palma, y el secretario de Tránsito y Transporte, Marcelo Molina. Ambos funcionarios detallaron las condiciones y modalidades del nuevo beneficio, destinado a docentes y estudiantes activos del sistema educativo provincial.

El anuncio encuentra eco positivo en un contexto donde los costos de transporte representan una carga significativa para muchas familias. El boleto gratuito busca aliviar esa presión, garantizando el acceso a la educación sin barreras económicas vinculadas a la movilidad. El beneficio se aplicará de lunes a viernes hasta las 23:59 horas, y los sábados por la mañana, contemplando las necesidades horarias de quienes cursan carreras universitarias.

No obstante, esta iniciativa no está exenta de complejidades técnicas y aspectos que invitan a la reflexión crítica. Tal como lo explicó Molina, el sistema SUBE –bajo la órbita de Nación Servicios– no permite registrar viajes a costo cero, por lo cual el usuario deberá contar con una carga mínima. En la práctica, esto significa que cada viaje implicará un descuento simbólico de entre $0,10 para estudiantes y $0,20 para docentes. Este requerimiento, si bien puede parecer menor, condiciona parcialmente la gratuidad prometida, introduciendo un matiz que merece atención: la gratuidad real se ve limitada por una cuestión de arquitectura del sistema tecnológico.

Otro aspecto relevante es la necesidad de gestionar una Credencial Única Escolar y Docente, que podrá tramitarse hasta el 30 de abril. La exigencia de este documento, junto con la tenencia de una tarjeta SUBE registrada, apunta a garantizar un uso ordenado del beneficio. Sin embargo, podría transformarse en una barrera adicional para quienes enfrentan dificultades de acceso a la información o medios tecnológicos, especialmente en contextos rurales o de menor conectividad.

Cabe señalar que el requisito de recorrer una distancia superior a un kilómetro para acceder al beneficio excluye a un grupo no menor de estudiantes y docentes que, pese a vivir cerca de sus instituciones, utilizan el transporte público por cuestiones de seguridad, tiempo o condiciones personales. Esta condición puede tornarse arbitraria si no se considera el contexto integral del usuario.

Desde una perspectiva de políticas públicas, este boleto educativo gratuito representa una decisión acertada que se alinea con los principios de equidad y acceso universal al derecho a la educación. Pero también desnuda una vez más la tensión constante entre las buenas intenciones gubernamentales y las limitaciones operativas de los sistemas burocráticos y tecnológicos que las sostienen.

El inicio del boleto educativo gratuito en San Juan es una noticia que merece celebrarse, en tanto busca derribar barreras estructurales para acceder a la educación. El desafío estará en monitorear su aplicación concreta, garantizar la inclusión de los sectores más vulnerables y corregir a tiempo los desajustes que puedan surgir. Como toda política pública transformadora, su éxito dependerá de la sensibilidad con la que se escuche a quienes deben ser, efectivamente, sus principales beneficiarios.

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Paro nacional docente: San Juan se suma a la protesta del 10 de Abril

La Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA) ratificó el paro nacional docente para el 10 de abril, en un reclamo que trasciende lo salarial y se convierte en un grito en defensa del sistema educativo público y los derechos de los docentes.

La tensión entre el gobierno nacional y el sector educativo alcanza un nuevo punto de ebullición. La CTERA, liderada por Sonia Alesso, confirmó la medida de fuerza a nivel nacional que incluirá paro docente y una movilización masiva el día anterior, el 9 de abril. El reclamo no se limita al salario, sino que se trata de un grito colectivo en defensa del sistema educativo público, el trabajo docente y los derechos previsionales de miles de jubilados.

La demanda de la CTERA incluye la convocatoria inmediata a la Paritaria Nacional Docente, la restitución y actualización del FONID, el aumento del presupuesto destinado a la educación y la necesidad de garantizar edificios escolares en condiciones mínimas para enseñar y aprender.

En la provincia de San Juan, los gremios locales UDA, UDAP y AMET se suman al paro nacional pese a estar bajo conciliación obligatoria, denunciando el deterioro progresivo del poder adquisitivo docente y el vaciamiento del sistema jubilatorio.

El conflicto docente se convierte en un símbolo de resistencia al modelo económico actual, con un profundo desacuerdo entre el gobierno y el sector educativo sobre la orientación política y económica del país. El rechazo al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, la defensa de la soberanía nacional y el reclamo por una educación como derecho y no como mercancía, son puntos insoslayables del discurso sindical.

El paro nacional docente del 10 de abril es parte de una pulseada más amplia entre un gobierno que busca ajustar sin anestesia y una sociedad que resiste desde sus instituciones más sensibles. El sistema educativo público se ha transformado en un escenario privilegiado de esta confrontación, que pone en tela de juicio decisiones presupuestarias y el lugar de la educación en la estructura democrática argentina.

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