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La Unión Tranviarios Automotor (UTA) alertó por la falta de acuerdo salarial en la paritaria de los choferes del transporte de pasajeros del interior del país y apuntó al Gobierno nacional, gobernadores y legisladores.

El gremio que conduce Roberto Fernández mantuvo sin éxito este miércoles una nueva audiencia con la Federación de Empresas de Transporte de Pasajeros (FATAP) para determinar el esquema salarial de los colectiveros de las provincias.

El resultado de la reunión fue idéntico a anteriores audiencias: sin subsidios, las empresas no logran hacer frente a las demandas salariales y la bronca va en aumento.

La situación es consecuencia de la política del Gobierno nacional, a través del DNU 288/24 que confirmó la eliminación de los subsidios nacionales al transporte de pasajeros del interior del país, derivando entre otras puntos en aumentos de tarifas entre el 600% y el 1000% en los últimos seis meses.

«Mientras a las provincias se les retiraron los subsidios, en la Capital Federal y el AMBA aumentan las partidas para mantener los pasajes en mínimos de $270. Este mes el Gobierno nacional decidió otorgar más subsidios a los colectivos del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) por aproximadamente 20.000 millones de pesos para evitar otro aumento del boleto», se quejó la UTA.

En un comunicado, el sindicato también cruzó a gobernantes provinciales y municipales, que juntamente con los diputados y senadores nacionales, «todos ellos por igual permanecen mansos, inmóviles, sin reclamar por el saqueo a los pasajeros del transporte del interior, aquellos que los votaron para que defiendan sus intereses. Necesitamos y exigimos de su compromiso con la ciudadanía».

«De continuarse con este método, avizoramos un transporte cada vez más precario en el interior, con menos pasajeros, menor frecuencia y por consiguiente menos fuentes de trabajo en la actividad. No nos vamos a callar, desde la UTA manifestamos que ni los trabajadores, ni nuestro salario seremos la variable del ajuste», anticipó el gremio de colectiveros.

Fuente: Mundo Gremial

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En San Juan los jubilados vuelven a las calles con apoyo de la CGT

La CGT San Juan brindará un respaldo parcial a la movilización de los jubilados este miércoles 9 de abril. Las tensiones sociales crecen en un clima signado por el ajuste, la represión y la falta de diálogo entre el Gobierno Nacional y los sectores del trabajo.

La Confederación General del Trabajo (CGT) de San Juan confirmó su adhesión plena al paro nacional convocado para el jueves 10 de abril, al tiempo que manifestó un respaldo parcial —pero significativo— a la movilización de los jubilados prevista para la víspera, en la emblemática Plaza 25 de Mayo.

El anuncio, a cargo del secretario general de la central obrera en la provincia, Eduardo Cabello, no deja lugar a equívocos: “La mayoría de los sindicatos decidimos acompañar esta marcha para fortalecer el reclamo y en repudio a la violencia que tuvieron con los jubilados”. En esas palabras, se condensa una indignación profunda y compartida que atraviesa capas generacionales y sectores sociales: el hartazgo ante el deterioro sostenido de las condiciones de vida y la respuesta estatal que, lejos de ofrecer diálogo, ha recurrido a la fuerza.

La marcha de este miércoles no será una acción aislada, sino la antesala de una medida de fuerza más amplia, enmarcada en el creciente descontento social frente a las políticas del gobierno nacional.

El paro del jueves10 de abril se inscribe como la tercera huelga nacional desde la asunción del actual oficialismo, y promete ser una demostración de fuerza si se mantiene la intransigencia oficial frente a los reclamos laborales y sociales. La CGT advierte que estas acciones podrían repetirse si el Ejecutivo continúa “negando el diálogo y estableciendo paritarias con techo y sin consenso”.

El descontento no se explica solo por la violencia institucional. La inflación, la pérdida del poder adquisitivo, y la falta de una estrategia coherente para revertir el empobrecimiento de vastos sectores de la población, han resquebrajado la ya frágil paciencia colectiva. Las organizaciones gremiales y sociales denuncian un rumbo económico que privilegia los intereses del capital financiero por sobre las necesidades más elementales del pueblo trabajador y los sectores pasivos.

Este miércoles 9 de abril por la tarde, la Plaza 25 de Mayo, sitio histórico de encuentro y resistencia, volverá a ser escenario de una convocatoria que no apela únicamente a la nostalgia o a la épica del pasado. Se trata, más bien, de una advertencia con tono firme: la dignidad no se negocia y la memoria no olvida.

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Los gremios universitarios se suman al paro general contra el ajuste del gobierno

Los gremios universitarios adhieren a la huelga convocada por la CGT. Exigen el fin del desfinanciamiento, rechazan el derrumbe salarial y proponen una nueva ley de financiamiento para las universidades. El conflicto académico se instala como emblema de resistencia social.

La comunidad universitaria se ha convertido en uno de los focos más activos de oposición al modelo de recorte fiscal y desregulación impulsado por el presidente Javier Milei. Los seis sindicatos que integran el Frente Sindical de las Universidades Nacionales confirmaron su participación al plan de lucha de 36 horas convocado por la CGT para los días 9 y 10 de abril.

Esta decisión no surge de forma aislada. Es parte de una estrategia de resistencia articulada que busca frenar lo que consideran un “desmantelamiento deliberado del sistema universitario”. Federico Montero, secretario de Organización de CONADU, lo expresó con claridad:

“Nuestra idea es darle continuidad al plan de lucha, consolidando un marco de unidad con todos los sectores de la comunidad universitaria”.

Uno de los ejes centrales de esta nueva etapa de movilización será la presentación de un proyecto alternativo de ley de financiamiento universitario, luego del veto presidencial al texto anterior. La iniciativa buscará asegurar partidas presupuestarias adecuadas, establecer criterios de actualización automática y blindar la autonomía universitaria frente al avance de políticas de mercado.

En paralelo, distintas voces —incluyendo rectores, gremios y centros de estudiantes— barajan la posibilidad de impulsar una consulta popular, herramienta que colocaría a la sociedad en el centro del debate sobre el destino de la educación superior pública.

Los datos aportados por los gremios son contundentes. Según Jorge Anró, secretario general de FATUN:

“Desde diciembre de 2023 a hoy sufrimos una caída aproximada del 70 por ciento en el poder adquisitivo. Solo en los primeros dos meses de gestión hubo una pérdida del 45%”.

Los trabajadores no docentes, al igual que docentes e investigadores, enfrentan una pérdida de ingresos que no encuentra parangón en los últimos 40 años. A esto se suma la parálisis de programas científicos, el deterioro edilicio y la suspensión de becas, lo que deja al sistema universitario al borde del colapso funcional.

La universidad pública, tradicionalmente reconocida como emblema de inclusión y producción científica, ha sido blanco de múltiples ataques discursivos por parte del gobierno nacional. Bajo el argumento de la “eficiencia fiscal”, se han congelado partidas, omitido actualizaciones presupuestarias y reducido transferencias clave, lo que para muchos representa una estrategia deliberada de vaciamiento.

La decisión de los gremios universitarios de adherir al paro general es mucho más que una medida sindical: es un posicionamiento político y cultural ante un proyecto que busca reconfigurar el rol del Estado en la vida pública. Las universidades, como espacios de democratización del conocimiento y pensamiento crítico, se defienden hoy ante un intento de transformación estructural que las amenaza.

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La CGT y el gremio de Estaciones de Servicio se unen en la lucha

El próximo jueves 10 de abril, el país será escenario de un paro general convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT) en rechazo a la política económica del Gobierno de Javier Milei. En este contexto, el Sindicato de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio (SOESGyPE) anunció su adhesión total a la medida de fuerza, lo que implicará el cierre de todas las bocas de expendio de nafta, gasoil y GNC en todo el país.

Durante la jornada del jueves, las estaciones de servicio permanecerán cerradas al público general, operando únicamente bajo un esquema de emergencia para atender ambulancias, bomberos y fuerzas de seguridad. Así lo confirmó Carlos Acuña, secretario adjunto del gremio. «No habrá carga de combustible durante toda la jornada del jueves. Solo se atenderán urgencias. Las estaciones no abrirán al público general».

La medida forma parte de una protesta de 36 horas que se iniciará el miércoles 9 con una movilización al Congreso, junto a organizaciones de jubilados, y continuará con el paro total al día siguiente. El objetivo es defender los derechos laborales, el salario y las condiciones de trabajo que, según el gremio, están siendo avasalladas. Acuña explicó que la decisión responde a «las dificultades económicas que atraviesan los trabajadores», en alusión al aumento de tarifas, la presión para limitar las paritarias y las modificaciones en los convenios colectivos.

«El sindicato va a acompañar esta medida en defensa de los derechos laborales, del salario y de las condiciones de trabajo que están siendo avasalladas», manifestó Acuña. Además, el dirigente sindical remarcó que acompañarán las protestas de los jubilados, al considerar que «los trabajadores seremos jubilados y los jubilados son y serán trabajadores», concluyó.

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