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La Presión sobre el Bolsillo: Cómo la Inflación Afecta a los Trabajadores

La inflación, un tema que nunca parece dejar de ser relevante en la economía argentina, vuelve a tomar el centro del escenario. A medida que se acerca la publicación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de febrero por parte del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), las proyecciones de diversas consultoras anticipan un repunte inflacionario impulsado principalmente por el aumento en los precios de los alimentos, con la carne como protagonista.
Este escenario no solo complica la estrategia del Gobierno en materia salarial y paritaria, sino que también pone en jaque el bolsillo de los trabajadores, quienes ven cómo su poder adquisitivo se erosiona debido a la persistencia de aumentos en alimentos y servicios básicos. La carne, al ser un producto de alta incidencia en el consumo de los hogares, es un factor determinante en este proceso.
Según estimaciones del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), elaborado por el Banco Central, la inflación mensual se ubicaría en torno al 2,1%. Otras consultoras privadas prevén valores más elevados, alcanzando hasta un 2,7%. El rubro de alimentos y bebidas fue el que más incidió en la aceleración inflacionaria de febrero, con especial énfasis en el precio de la carne.
La Fundación Libertad y Progreso estimó una inflación mensual del 2,3%, con una incidencia significativa del aumento en los productos cárnicos. Por su parte, el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCi) reportó que los alimentos en los barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires escalaron un 5,12% en febrero.
Esta subida de precios pone en jaque la política de contención salarial del Gobierno, que busca moderar los ajustes paritarios para evitar un efecto de segunda vuelta en la inflación. La creciente presión sobre el costo de vida complica las negociaciones entre sindicatos y empleadores, quienes demandan recomposiciones salariales que permitan compensar la pérdida del poder adquisitivo.
En este contexto, la publicación del IPC de febrero será un dato determinante para evaluar el rumbo de la política económica en los próximos meses. El Gobierno enfrenta así un desafío clave en su intento por contener la inflación y proteger el bolsillo de los trabajadores. La pregunta es: ¿podrá el Gobierno encontrar un equilibrio entre la contención de la inflación y la protección del poder adquisitivo de los trabajadores? Solo el tiempo lo dirá.