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La Confederación General del Trabajo (CGT) confirmó su tercer paro general contra la administración del presidente Javier Milei, fijado para el 10 de abril, acompañado de una movilización el día previo en respaldo a los jubilados. La medida de fuerza se inscribe en un escenario de creciente tensión entre el movimiento sindical y el Ejecutivo, que rechaza la huelga y la califica de política. A su vez, la central obrera ratificó su participación en la marcha del 24 de marzo por Memoria, Verdad y Justicia, en un claro posicionamiento frente a la coyuntura política y social del país.

En una reunión del Consejo Directivo de la CGT, encabezada por el Triunvirato conformado por Héctor Daer (Sanidad), Octavio Argüello (Camioneros) y Carlos Acuña (Estaciones de Servicio), se selló la convocatoria a la protesta. Con la participación de representantes de sectores estratégicos como bancarios, aeronavegantes, docentes, judiciales y la industria manufacturera, el respaldo sindical quedó consolidado.

La huelga no solo responde a la coyuntura inmediata sino que es el reflejo de un malestar estructural con las políticas económicas del Gobierno, marcadas por un severo ajuste fiscal y una contracción del mercado interno. El propio Daer, en declaraciones recientes, reconoció que la medida tiene una carga política indiscutible, al tiempo que advirtió sobre la fragilidad del tejido productivo fuera del sector extractivo y de commodities. En su visión, el modelo económico vigente acelera una crisis cuyo impacto trasciende lo sindical y afecta a la sociedad en su conjunto.

El Gobierno cierra filas y rechaza la protesta

Desde la Casa Rosada, la respuesta fue inmediata. Manuel Adorni, vocero presidencial, minimizó la convocatoria y la atribuyó a intereses sectoriales, afirmando que «no hay nada que amerite un paro». La postura oficial se alinea con la estrategia de deslegitimación de los reclamos gremiales, en sintonía con la narrativa de «cambio de paradigma» que impulsa el Ejecutivo.

Sin embargo, los números y las señales económicas contradicen esa percepción. La caída del consumo, el desplome de la actividad industrial y el aumento de la conflictividad social sugieren un escenario más complejo de lo que el Gobierno pretende admitir. La luna de miel entre la sociedad y la administración libertaria parece haber llegado a su fin, especialmente tras la exposición del presidente en el Foro de Davos, donde delineó un rumbo que genera incertidumbre en los sectores productivos.

El paro del 10 de abril se proyecta como el más contundente de la gestión Milei, y su impacto dependerá de la adhesión de sectores estratégicos. La CGT, por su parte, buscará ampliar su base de apoyo a través de sus regionales, articulando con otras expresiones del sindicalismo y movimientos sociales.

En el horizonte, el interrogante no solo es si la huelga logrará modificar la postura del Gobierno, sino si marcará el inicio de una conflictividad creciente. La administración libertaria, por ahora, apuesta a la resistencia y al desgaste del movimiento obrero. No obstante, en un país donde el sindicalismo ha sido históricamente un actor clave en la disputa de poder, subestimar su capacidad de acción podría ser un error de cálculo.

La tensión entre la CGT y el Gobierno configura uno de los capítulos más relevantes del actual proceso político. El desenlace, aún incierto, dependerá de la dinámica económica y de la capacidad de ambas partes para sostener o modificar sus posiciones en un escenario de incertidumbre creciente.

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Martín Solazzo: «El último acuerdo paritario fue histórico para la UOM»

En una reciente entrevista con Mundo Laboral, Martín Solazo, secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) en San Juan, calificó como «histórico» el acuerdo alcanzado en la última paritaria, pese a los obstáculos impuestos por la Secretaría de Trabajo a nivel nacional. Solazo destacó que la demora en la homologación de la paritaria, que abarca de noviembre a marzo, perjudicó directamente a los trabajadores, quienes vieron devaluado su salario mientras se resolvía la situación.

El conflicto surgió cuando la Secretaría de Trabajo objetó el acuerdo firmado por las cámaras industriales y el sindicato, argumentando la ausencia de una firma entre los representantes de una de las siete cámaras. Esta situación, según Solazo, nunca había ocurrido antes y generó una demora de más de dos meses en la homologación.

A pesar de las dificultades, algunas empresas decidieron adelantar los pagos confiando en que la homologación eventualmente se concretaría. Sin embargo, muchas otras se negaron a hacerlo, lo que obligó al gremio a intervenir y negociar con los empleadores para garantizar el bienestar de los trabajadores. Con la homologación finalmente confirmada, las empresas deben abonar los retroactivos correspondientes a noviembre, aguinaldos y vacaciones, lo que representa un desafío financiero para aquellas que postergaron el pago.

Además del conflicto salarial, Solazo resaltó el trabajo que la UOM San Juan viene realizando en la ampliación de su base de afiliados. Desde la nueva gestión, iniciada en marzo de 2023, el sindicato pasó de contar con aproximadamente 920 afiliados a 1.540, con 600 trabajadores aún sin afiliarse formalmente. Este crecimiento se debe, en parte, a la insistencia del gremio en que las empresas cumplan con su obligación de inscribirse y realizar los aportes correspondientes.

Entre las mejoras implementadas por el sindicato, destacan la expansión de la cartilla de beneficios para los afiliados, incluyendo descuentos en servicios y productos, y la renovación del camping sindical, que había estado abandonado durante tres años. La reciente inauguración de un playón polideportivo también forma parte de las iniciativas para fomentar el deporte y el esparcimiento entre los trabajadores y sus familias. Asimismo, por primera vez, la UOM extendió la ayuda escolar a niveles secundario y de jardín, en reconocimiento de la importancia de apoyar a los afiliados en todos los niveles educativos.

Martín Solazo también destacó el desafío que enfrenta el sector en la lucha contra los talleres clandestinos y las empresas que operan fuera de la ley, lo que impacta negativamente tanto en la industria como en los derechos laborales. La estrategia del gremio es dialogar con los empleadores para regularizar estas situaciones y proteger a los trabajadores afectados.

Para concluir, el dirigente sindical mencionó la convocatoria de la CGT a un tercer paro nacional el próximo 10 de abril, con el objetivo de apoyar la medida y exigir al gobierno nocional una política salarial más equitativa y la apertura de paritarias libres. Con estos avances y desafíos en el horizonte, la UOM San Juan reafirma su compromiso con la defensa de los derechos de los trabajadores metalúrgicos.

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Conflicto Docente en San Juan: la conciliación obligatoria no disipa las tensiones

En el marco de un conflicto salarial que se agudiza, la negociación entre los gremios docentes y el Gobierno provincial se mantiene en una instancia de alta tensión. Mientras la conciliación obligatoria impuesta por la Subsecretaría de Trabajo busca evitar medidas de fuerza, las posturas continúan alejadas y el desenlace es incierto. La falta de acuerdo sobre los aumentos y la estructura salarial genera preocupación en la comunidad educativa y reaviva el debate sobre las condiciones laborales del sector.

En la antesala de una nueva reunión paritaria, la secretaria general de la Unión Docentes Argentinos (UDA), Karina Navarro, reafirmó la postura de los sindicatos en rechazo a la oferta gubernamental. Según la dirigente, la propuesta de un pago extraordinario de $100.000 en dos cuotas no resuelve el problema de fondo, ya que no impacta en los haberes jubilatorios ni en la escala salarial básica. «La docencia ha hablado, se ha manifestado y ha expresado muy claramente. Nosotros, como parte sindical, proponemos una negociación abierta gracias a la movilización de la docencia sanjuanina», sentenció Navarro.

Desde el Ejecutivo, la ministra de Educación, Silvia Fuentes, reconoció su inquietud ante la negativa gremial. «Seguimos dialogando con los sindicatos y veremos qué ocurre en el marco de la conciliación obligatoria», sostuvo. No obstante, ratificó que el Gobierno no modificará su oferta inicial y advirtió que, en caso de no llegar a un acuerdo, se aplicarán descuentos por días de paro y no se abonará el plus salarial propuesto.

Un reclamo que va más allá del salario

Los sindicatos exigen no solo una recomposición económica, sino también modificaciones estructurales en el esquema de remuneraciones. Desde UDA, UDAP y AMET insisten en la necesidad de incrementar el sueldo básico para que las mejoras salariales beneficien también a los jubilados, quienes han visto sus ingresos desfasados respecto de la inflación. Además, plantean que la actualización de haberes no debe estar atada exclusivamente al Índice de Precios al Consumidor (IPC), sino que debe ajustarse según las particularidades del sector educativo.

Otro de los reclamos sindicales apunta a la diferenciación del salario docente del resto de los empleados estatales. Argumentan que el régimen laboral de los maestros y profesores presenta características específicas que requieren una negociación independiente, con criterios propios que contemplen la complejidad del trabajo pedagógico y su impacto en la formación de futuras generaciones.

El gobierno provincial, a través del Secretario General de la Gobernación, Emilio Achem, dejó entrever que no habrá margen para una nueva propuesta. «Es poco probable que podamos realizar otra oferta. La última propuesta fue de un aporte no remunerativo de $100.000 en dos tramos», explicó. Esta postura deja en evidencia la rigidez del Ejecutivo, lo que pone en jaque la posibilidad de una resolución consensuada.

La discusión salarial docente no es un fenómeno aislado, sino parte de una problemática más amplia que afecta a todo el sistema educativo. La falta de acuerdos no solo impacta en el bolsillo de los trabajadores de la educación, sino que también pone en riesgo la normalidad del ciclo lectivo y la calidad del aprendizaje de los estudiantes.

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Boleto escolar gratuito en San juan: Derecho garantizado o medida electoralista?

El reciente anuncio del gobernador Marcelo Orrego sobre la implementación del boleto escolar gratuito ha generado un abanico de reacciones entre la comunidad educativa y la ciudadanía en general. La medida, que busca aliviar el gasto de transporte de estudiantes y docentes, responde a una promesa de campaña, pero su instrumentación y sustentabilidad financiera plantean interrogantes que aún no han sido despejados.

Durante su discurso de Apertura de Sesiones en la Cámara de Diputados, Orrego oficializó la iniciativa que permitirá que tanto alumnos como docentes accedan al transporte sin costo. En la misma línea, la ministra de Gobierno, Laura Palma, ratificó que la medida entrará en vigencia a partir del 14 de abril y precisó que se aplicará tanto a instituciones públicas como privadas.

La propuesta se sustenta en la idea de garantizar el derecho a la educación sin que el costo del transporte se convierta en un obstáculo para la asistencia a clases. En este sentido, representa un avance en términos de equidad, permitiendo que sectores vulnerables no vean afectado su acceso a la escolarización por motivos económicos.

Para hacer efectivo el beneficio, se estableció que los estudiantes y docentes deberán contar con una credencial que los habilite a viajar sin abonar pasaje. Sin embargo, la medida no excluye a quienes no dispongan de esta identificación, ya que en el caso de niños de nivel inicial y primario bastará con que lleven su característico guardapolvo para acceder al servicio gratuito.

Más allá de los principios loables que la sustentan, la implementación efectiva del boleto gratuito despierta ciertos interrogantes. Uno de los puntos clave radica en la logística de distribución de las credenciales y en la fiscalización del uso adecuado del beneficio. Asimismo, el impacto financiero en las arcas provinciales no ha sido suficientemente detallado, lo que abre el debate sobre la viabilidad a largo plazo de la medida.

Si bien el anuncio del boleto gratuito ha sido recibido con entusiasmo por amplios sectores, no han faltado voces críticas que interpretan la decisión como una jugada política. La vinculación con una promesa de campaña sugiere que su implementación podría responder más a un compromiso electoral que a una estrategia integral de movilidad estudiantil.

Es válido preguntarse si esta política de transporte será acompañada de otras medidas complementarias que refuercen la calidad educativa y mejoren la infraestructura escolar. Sin un abordaje más amplio que contemple el fortalecimiento del sistema educativo en su totalidad, el boleto gratuito podría quedar como una medida aislada con un impacto limitado en la realidad estructural de la educación.

La gratuidad del boleto escolar representa, sin duda, un alivio para muchas familias y un avance en términos de inclusión educativa. No obstante, la falta de claridad en su implementación y financiamiento genera incertidumbre sobre su efectividad y sostenibilidad. En este contexto, será fundamental que el gobierno provincial brinde mayores precisiones y garantice que la medida no se convierta en una herramienta de marketing político, sino en una verdadera política de Estado que favorezca el acceso a la educación de manera equitativa y duradera.

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