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La merma de octubre fue del 3,8% en la medida interanual. No obstante, la utilización de la capacidad instalada creció 0,6% en la misma comparativa.

El panorama de la productividad de las pequeñas y medianas empresas industriales continúa arrojando cifras negativas. Si bien se vislumbra un repunte respecto del uso de la capacidad instalada, el nivel de producción aún no es el esperado.

Dichos niveles productivos vieron en octubre una reducción del 3,8% respecto del mismo mes del año 2019. Si bien la reducción es menor que la de septiembre (-6,9%), aún no alcanza los niveles del año anterior.

Los datos surgen del último relevamiento de actividad de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

“Incidió la falta de insumos en casi todos los sectores, las exportaciones que no repuntan y el consumo interno que aún se mueve con prudencia”, remarcaron desde la entidad empresaria del sector.

La última encuesta que se llevó a cabo frente a unas 300 empresas reveló que “el 71% de las industrias pymes tienen problemas para conseguir sus insumos. Eso está provocando demoras en la producción, incumplimiento de entregas, imposibilidad de ventas, y empeoramiento de la situación financiera”.

Los problemas se profundizaron por las expectativas de devaluación, por los controles a las importaciones en insumos que el país no fabrica y por las deudas con proveedores de muchos empresarios e incluso instituciones públicas, que les impide el abastecimiento”, destacó la CAME.

Sin embargo, la utilización de la capacidad instalada mostró un nuevo repunte en octubre. Se incorporó un 2,4% respecto de septiembre y 0,6% frente al mismo mes del 2019. El nivel de uso, en suma, alcanzó el 64,9%.

A su vez, desde la entidad pyme aseguraron que el sostenimiento en alza en los incrementos interanuales de la utilización de la capacidad instalada se atribuye al “achicamiento del sector industrial frente a las necesidades de liquidez y los protocolos sanitarios”.

Las pymes industriales más afectadas

Según el último informe de la CAME, los sectores que mayor caída registraron fueron Calzado y marroquinería (-20,7%); Papel, cartón, edición e impresión (-11,1%); Minerales no metálicos (-10,7%); Textil (-10,1%).

Con porcentajes un tanto menores se ubican: Productos de metal, maquinaria y equipo (-6,3%); Material de transporte (-5,7%); y Madera y muebles (-4,5%), entre otros.

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La inflación tuvo un leve repunte y fue de 2,4% en febrero

La inflación de febrero registró un leve repunte con respecto a enero, alcanzando un 2,4% y un 66,9% interanual, según el Indec. Sin embargo, este dato no debe ser tomado a la ligera, ya que refleja la persistencia de una inflación alta y descontrolada que sigue afectando la economía y la vida de los argentinos.

La división de mayor aumento en febrero fue Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, con un 3,7%, debido a subas en alquileres y gastos conexos, así como en electricidad, gas y otros combustibles. Esto es particularmente preocupante, ya que estos servicios son esenciales para la vida cotidiana y su aumento afecta directamente el poder adquisitivo de los ciudadanos.

El gobierno debe asumir su responsabilidad en la gestión de la economía y tomar medidas efectivas para controlar los aumentos. La persistencia de la inflación alta es un reflejo de la falta de política económica efectiva y de la incapacidad del gobierno para tomar decisiones que beneficien a la mayoría de la población.

Consecuencias Sociales

La inflación alta tiene consecuencias sociales graves, como la pérdida del poder adquisitivo, la reducción de la calidad de vida y la aumento de la pobreza. Es fundamental que el gobierno tome medidas para abordar estas consecuencias y proteger a los sectores más vulnerables de la sociedad.

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La Justicia Frena la Privatización del Banco Nación

La decisión judicial del juez federal Alejo Ramos Padilla de suspender el decreto que convertía al Banco Nación en Sociedad Anónima, ha generado un freno a la privatización de la entidad bancaria de alcance nacional. El fallo responde a una presentación colectiva de los trabajadores del BNA, quienes solicitaron la nulidad e inconstitucionalidad de la resolución del directorio del banco que disponía su transformación en Sociedad Anónima.

La medida cautelar dictada por Ramos Padilla suspende el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) firmado por el presidente Javier Milei, que buscaba convertir en Sociedad Anónima al Banco de la Nación Argentina (BNA). Esta decisión judicial frena la intención del Gobierno de avanzar con una eventual privatización de la principal entidad bancaria del país.

El Banco Nación cumple un rol fundamental en el financiamiento de pequeños y medianos productores, así como en la economía regional. Con más de 130 años de historia y una red de más de 700 sucursales en todo el país, el BNA es clave en la promoción del desarrollo económico y social.

La transformación del Banco Nación en Sociedad Anónima generó preocupación entre sectores políticos, sindicales y productivos. La decisión de Ramos Padilla refuerza la idea de que cualquier modificación en el estatus de entidades estatales debe contar con el aval del Congreso, consolidando el rol del Poder Legislativo en la toma de decisiones sobre el patrimonio público.

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La CGT anuncia un nuevo paro general antes del 10 de abril

La Confederación General del Trabajo (CGT) confirmó la convocatoria a un paro general antes del 10 de abril, formalizando así un nuevo enfrentamiento con el gobierno de Javier Milei. La medida, que será oficializada el 20 de marzo en la reunión del Consejo Directivo Nacional de la central obrera, representa la tercera huelga de alcance nacional desde la asunción del presidente libertario.

Este anuncio, realizado por Héctor Daer en el Congreso Nacional de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), no solo ratifica el rechazo del sindicalismo a las políticas de ajuste y desregulación del Ejecutivo, sino que también refuerza la unidad gremial en un contexto de creciente tensión social.

El trasfondo del conflicto

El sindicalismo argentino atraviesa una de sus mayores disputas con el poder político en los últimos años. Desde la llegada de Milei a la Casa Rosada, la CGT ha demostrado su oposición a las reformas impulsadas por el gobierno, especialmente aquellas relacionadas con el mercado laboral y la eliminación de regulaciones que afectan a los trabajadores.

El primer paro general, realizado el 24 de enero de 2024, fue un claro mensaje de resistencia en las primeras semanas del nuevo mandato. Luego, el 9 de mayo del mismo año, una segunda huelga dejó en evidencia que el distanciamiento entre ambas partes se mantenía firme. Aunque en los meses siguientes se abrieron instancias de negociación, las discrepancias nunca se resolvieron y el conflicto volvió a escalar.

El anuncio de esta tercera medida de fuerza confirma que el sindicalismo no ha encontrado en el gobierno un interlocutor dispuesto a ceder. La CGT, que reúne a los principales gremios del país, cuenta con el respaldo de figuras clave como Hugo Moyano, Andrés Rodríguez, Rodolfo Daer, Jorge Sola, José Luis Lingeri, Julio Piumato, Cristian Jerónimo y Pablo Flores. Esta confluencia de liderazgos dentro del movimiento obrero otorga al paro una dimensión aún más significativa.

El impacto de la medida y el desafío para el Gobierno

Más allá de la propia protesta, la convocatoria al paro representa un desafío político para Milei. Desde su llegada al poder, el presidente ha apostado por una estrategia de confrontación con los sindicatos, a los que acusa de ser parte de la “casta” que obstaculiza el cambio en el país. Sin embargo, el respaldo masivo a la huelga podría poner en jaque esa narrativa y evidenciar el creciente descontento en amplios sectores de la sociedad.

El nivel de adhesión que logre la medida será un termómetro clave para evaluar el clima político y social en Argentina. Si la protesta alcanza una gran magnitud, el Ejecutivo podría verse obligado a replantear su estrategia y abrir canales de negociación con los gremios. Por el contrario, si el impacto es limitado, el gobierno podría interpretar esto como una señal de debilitamiento del sindicalismo y continuar con su programa de reformas sin grandes modificaciones.

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